EL CUIDADO DE LA PLANTA
Para el
aniversario de la ciudad, los niños fueron invitados a llenar sus calles de
belleza. Uno de los niños encontró una planta muy bonita y exótica en el bosque
que sería un buen adorno para la ciudad.
Cuando el niño le
dijo a Oikodoro que llevaría la planta al concurso, el duende trató de
disuadirlo, explicándole que de esa especie ella era la única en el bosque y ya
pocas existen en el planeta.
Sin embargo el
niño hizo un agujero en la tierra y se llevó la planta. Oikodoro le pidió que
la protegiera mucho del sol y la regara todos los días. Y el niño prometió
hacerlo. Pero al poco tiempo se olvidó de cuidarla y por el calor y la sequedad
la planta se marchitó y murió.
El día del
aniversario el niño no tuvo nada que brindar y apenado fue a contar lo ocurrido
al duende. Y Oikodoro estaba muy enojado.
El niño le dio lo
único que le había quedado de la planta: una semilla. Oikodoro vio que la
semilla era buena y le indicó todos los cuidados que debía tomar para que la
planta viviera.
Al año siguiente
llegó el aniversario y el niño llevó la planta que había cuidado, dándole agua
y protegiéndola del sol todos los días. La planta tenía muchas flores bonitas,
que ni Oikodoro había visto en el bosque.
El niño fue
condecorado por la ciudad tanto por la belleza de la planta, como por el
cuidado que él le había dado.
Al final todos
fueron al bosque con Oikodoro, pues el niño había prometido colocar la planta
en el bosque, en el agujero que tiempo atrás había hecho el mismo.
MARIA
JOSÉ HERNÁNDEZ PORTALES